En nuestro pequeño país, la lluvia es tan escasa, que cuando llueve dejamos aquello que estamos haciendo y salimos a mirar como llueve. No sabe llover: nunca llueve, y cuando lo hace, cae el diluvio universal. Los barrancos y las rieras, siempre secas, se llenan entonces de agua, y sus cauces bajan furiosos, arrastrando cuanto encuentran a su paso. Y nosotros salimos a verlo, y cantamos, como Supertramp : «It’s raining again…«
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