¿Quien no soñó alguna vez con pasear por un cuadro? En nuestra casa hay una lámina del cuadro de Monnet «Iris en el jardín de Givernny«, en él hay un sendero bordeado de iris azules y flores rosadas, detrás se adivina una sombra fresca, unos árboles grandes que parecen sauces,…. Es un paisaje relajante y alegre , sentarte a mirarlo te transporta a una tarde de primavera, a un jardín tranquilo y fresco, a ese lugar al que a menudo queremos ir. Y un día, fuimos.
A escasos 30 min de París, se encuentra Givernny. Un lugar tranquilo, escondido entre suaves colinas, a pesar del bullicio actual, con cientos de turistas que quieren conocer el lugar donde vivió y pintó Monnet. También nosotros.
Hemos paseado por sus jardines. Quizás no eran exactamente así cuando el vivió allí, pero su esencia, su espíritu, su amor por las flores y las plantas se adivina en él. Un jardín algo salvaje, exuberante, donde se mezclan rosales con manzanos, salvias con phlox, lavandas con amaranthus, dalias con cleomes, plantas que no conocemos y otras muy conocidas, grandes sauces llorones con pequeños arces japoneses, arcos que esperan unas enredaderas que los recubran… Seguramente, este no es el mejor jardín, no es el mas bien diseñado, no tiene las especies más extrañas, ni las mejores plantas cultivadas, pero es el jardín que pintó Monnet, y sentir por un instante lo que el sintió, pasear por los jardines que amó, asomarse a la ventana y ver a través de su mirada, solo por eso, por el placer de reconocer aquellos rincones que hemos visto en sus cuadros,… ya merece la pena visitarlo. Acercaros si vais a París.
¿Os preguntais donde está el precioso estanque de los nenúfares? En la próxima entrada del blog lo encontrareis.
Un abrazo.
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