«A por el mar» cantaba Luis Eduardo Aute, » a por el mar que ya se adivina, a por el mar promesa y semilla de libertad...» El mar se adivina en las espigas del Liriope muscari, el mar como promesa, y las semillas que albergan sus flores, sino de libertad sí de nuevas vidas y nuevas plantas.
Me gustan estas plantas humildes y sencillas, poco populares, pero no por ello menos bellas, al contrario, con una belleza sutil y embriagadora.
El género Liriope está incluido dentro de la familia de las Liliaceae que acoge a numerosas bulbosas. La especie procede de Asia, principalmente de China y Japón donde crece en bosques sombríos. Es una planta herbacea rizomatosa, compacta, con largas y estrechas hojas perennes, que forma matas redondeadas de pequeño tamaño, de color verde oscuro brillante, bonitas, pero quizás no demasiado interesantes. Pero es cuando llega el final del verano cuando los Liriope levantan sus espigas donde se agrupan las flores pequeñas y de color azul púrpura o blancas, formando largas varas florales, que permaneceran durante una buena parte del otoño, dejando un recuerdo de mar en nuestro jardín o terraza.
Le gustan los lugares algo sombrios o semisombra y, aunque le gusta el sustrato húmedo, soporta periodos de sequía y es muy fácil de cultivar. Es una planta interesante para terrazas, patios o pequeños jardines que gocen de un espacio de sombra y humedad que le favorecen tremendamente, como a la sombra de alguna planta más grande o de un árbol.
vacía y sin horizonte,
hoy es un niño que canta
sobre cuarenta prisiones,
un niño que se despierta
como una ola gigante,
lleva en un puño una perla
y un coral rojo en la sangre.A por el mar,
a por el mar que ya se adivina,
a por el mar,
a por el mar, promesa y semilla
de libertad,
a por el mar, a por el mar…El mar nos está esperando
a poco tiempo del sueño,
sólo es cuestión de unos pasos,
esos que reprime el miedo,
vayamos, pues, a abrazarlo
como un amante que vuelve
de un tiempo que nos robaron,
ese que nos pertenece.El mar es más que un paisaje,
también es un sentimiento,
es un corazón que late
negándose a seguir muerto;
no rinde más obediencia
que la que exigen los vientos,
no lo sujetan cadenas
ni se detiene ante el fuego.
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