¡Que bonitos son los claveles! Tan sencillos y humildes, tan poco valorados por ser tan nuestros y tan conocidos, cuando en realidad son extremadamente bellos, con infinidad de colores y tonalidades para combinar, agradecidos en el trabajo floral, solos o en compañía, los claveles es esa flor que nunca debe faltar en la floristería, y debemos revindicarla como la preciosa flor que es.
A menudo tenemos esa tendencia que consiste en menospreciar aquello que es nuestro y tradicional, y en cambio anhelar todo lo que viene del exterior. Eso nos pasa con los claveles, porque en realidad, si los miras detenidamente, tienen poco que envidiar a las tan de moda peonias, o a las supercotizadas rosas inglesas. Un buen clavel, de calidad, bien trabajado, puede ser el protagonista absoluto o el acompañante ideal en ramos, centros, bouquets,…
Hay numerosas variedades de clavel (poeta, barbatus, xinensis, multiflora..) pero el autentico, el genuino, el más chulo de todos es él: el Dianthus Caryophillus!!!! El clavel es generoso, robusto, duradero, se nos ofrece en una gama superextensa de colores, ¿qué más se puede pedir? Pues por si fuera poco, es una de las flores más asequibles del mercado.
El clavel era una de las flores tradicionalmente más producidas en España. Desde Vilassar hasta Chipiona, los cultivos de claveles atravesaban toda España, pasando por nuestro pequeño pueblo en donde también nosotros los cultivábamos 🙂 No os creáis que era un cultivo fácil, al contrario, el clavel requiere mucha mano de obra: plantar, pinzar, desbotonar, arreglar banquetas, recoger, empaquetar, … sufre muchísimas plagas y enfermedades: oidio, roya, fusarium, rizoctoinia, pulgón, araña roja, trips… con lo que requiere cuidados constantes y mucha dedicación. Pero durante algún tiempo fue un cultivo rentable, hasta que empezaron a entrar el clavel de Sudamérica, en donde las temperaturas más constantes y la mayor altitud proporcionaban un clavel de más calidad durante todo el año, y a un precio cada vez más competitivo. Paulatinamente fueron desapareciendo la mayor parte de los cultivadores de clavel.
Pero no fue solo la llegada del clavel del exterior, al mismo tiempo, el clavel adquirió una etiqueta de «antiguo», o de «flor de cementerio» , y se fue dejando un poquito de lado, apostando por otras flores más «modernas». Ahora que se lleva el vintage, ¿qué tal si recuperamos nuestros clavelitos? ¡Son supervintage! 😉 Combinados en ramos, en centros o solos quedan espectaculares y dan un tono cálido y natural. Ideales en composiciones muy tupidas, como centros en forma de bola, cupcakes florales, … ¿Y porque no en ramos de novia? Con las nuevas tonalidades ocres, verdes, rosa palo, lavandas, … los claveles pueden ser los acompañantes o los protagonistas absolutos en las bodas. La verdad es que quedan espectaculares en ramos de novia y en decoraciones nupciales. Si no lo creéis mirad:
Un abrazo.
** Todas las fotos estan recogidas de internet.
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